“Cuando yo era pequeña mi comprensión del concepto de venganza se limitaba a los proverbios religiosos tras los que se ocultaba dicha idea. Breves consignas éticas tales como “pon la otra mejilla” y “Con un error no se subsana otro”. Pero una mala acción nunca subsana otra porque no hay dos malas acciones exactamente iguales.
Para las víctimas del agravio la verdadera satisfacción solo puede hallarse en uno de estos dos extremos el perdón absoluto o el ajuste de cuentas. Esta historia no trata del perdón.”
“Antes de embarcarte en un viaje de venganza, cava dos tumbas”
(Confucio)
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